Documenta Catholica Omnia
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam


CANTICO ESPIRITUAL CA
San Juan de la Cruz (1542-1591)


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CANTICO ESPIRITUAL (CA)

Canciones entre el alma y el Esposo
Esposa
§ 1.
1. ¿Adónde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste, habiéndome herido; salí tras ti clamando, y eras ido.
§ 2.
2.
Pastores, los que fuerdes allá por las majadas al otero: si por ventura vierdes aquel que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero.
§ 3.
3.
Buscando mis amores, iré por esos montes y riberas; ni cogeré las flores, ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronteras.
Pregunta a las criaturas
§ 4.
4. ¡Oh bosques y espesuras, plantadas por la mano del Amado! ¡Oh prado de verduras, de flores esmaltado! Decid si por vosotros ha pasado.
Respuesta de las criaturas
§ 5.
5.
Mil gracias derramando pasó por estos Sotos con presura, e, yéndolos mirando, con sola su figura vestidos los dejó de hermosura.
Esposa
§ 6.
6. ¡Ay, quién podrá sanarme! Acaba de entregarte ya de vero: no quieras enviarme de hoy más ya mensajero, que no saben decirme lo que quiero.
§ 7.
7.
Y todos cuantos vagan de ti me van mil gracias refiriendo, y todos más me llagan, y déjame muriendo un no sé qué que quedan balbuciendo.
§ 8.
8.
Mas ¿cómo perseveras, ¡oh vida!, no viviendo donde vives, y haciendo porque mueras las flechas que recibes de lo que del Amado en ti concibes?
§ 9.
9. ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?
§ 10.
10.
Apaga mis enojos, pues que ninguno basta a deshacellos, y véante mis ojos, pues eres lumbre dellos, y sólo para ti quiero tenellos.
§ 11.
11. ¡Oh cristalina fuente, si en esos tus semblantes plateados formases de repente los ojos deseados que tengo en mis entrañas dibujados!
§ 12.
12. ¡Apártalos, Amado, que voy de vuelo!
El Esposo
­Vuélvete, paloma, que el ciervo vulnerado por el otero asoma al aire de tu vuelo, y fresco toma.
La Esposa
§ 13.
13.
Mi Amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos,
§ 14.
14. la noche sosegada en par de los levantes del aurora, la música callada, la soledad sonora, la cena que recrea y
enamora.
§ 15.
15.
Nuestro lecho florido, de cuevas de leones enlazado, en púrpura tendido, de paz edificado, de mil escudos de oro coronado.
§ 16.
16.
A zaga de tu huella las jóvenes discurren al camino, al toque de centella, al adobado vino, emisiones de bálsamo divino.
§ 17.
17.
En la interior bodega de mi Amado bebí, y cuando salía por toda aquesta vega, ya cosa no sabía; y el ganado perdí que antes seguía.
§ 18.
18.
Allí me dio su pecho, allí me enseñó ciencia muy sabrosa; y yo le di de hecho a mí, sin dejar cosa: allí le prometí de ser su Esposa.
§ 19.
19.
Mi alma se ha empleado, y todo mi caudal en su servicio; ya no guardo ganado, ni ya tengo otro oficio, que ya sólo en amar es mi ejercicio.
§ 20.
20.
Pues ya si en el ejido de hoy más no fuere vista ni hallada, diréis que me he perdido; que, andando enamorada, me hice perdidiza, y fui ganada.
§ 21.
21.
De flores y esmeraldas, en las frescas mañanas escogidas, haremos las guirnaldas en tu amor florecidas y en un cabello mío entretejidas.
§ 22.
22.
En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste.
§ 23.
23.
Cuando tú me mirabas su gracia en mí tus ojos imprimían; por eso me adamabas, y en eso merecían los míos adorar lo que en ti vían.
§ 24.
24.
No quieras despreciarme, que, si color moreno en mi hallaste, ya bien puedes mirarme después que me miraste, que gracia y hermosura en mi dejaste.
§ 25.
25.
Cogednos las raposas, que está ya florecida nuestra viña, en tanto que de rosas hacemos una piña, y no parezca nadie en la montiña.
§ 26.
26.
Detente, cierzo muerto; ven, austro, que recuerdas los amores, aspira por mi huerto, y corran sus olores, y pacerá el Amado entre las flores.
Esposo
§ 27.
27.
Entrado se ha la esposa en el ameno huerto deseado, y a su sabor reposa, el cuello reclinado sobre los dulces brazos deI Amado.
§ 28.
28.
Debajo del manzano, allí conmigo fuiste desposada. allí te di la mano, y fuiste reparada donde tu madre fuera violada.
§ 29.
29.
A las aves ligeras, leones, ciervos, gamos saltadores, montes, valles, riberas, aguas, aires, ardores y miedos de las noches veladores,
§ 30.
30.
Por las amenas liras y canto de serenas os conjuro que cesen vuestras iras, y no toquéis al muro, porque la esposa duerma más seguro.
Esposa
§ 31.
31.
Oh ninfas de Judea!, en tanto que en las flores y rosales el ámbar perfumea, morá en los arrabales, y no queráis tocar nuestros umbrales
§ 32.
32.
Escóndete, Carillo, y mira con tu haz a las montañas, y no quieras decillo; mas mira las compañas de la que va por ínsulas extrañas
Esposo
§ 33.
33.
La blanca palomica al arca con el ramo se ha tornado y ya la tortolica al socio deseado en las riberas verdes ha hallado.
§ 34.
34.
En soledad vivía, y en soledad ha puesto ya su nido, y en soledad la guía a solas su querido, también en soledad de amor herido.
Esposa
§ 35.
35.
Gocémonos, Amado, y vámonos a ver en tu hermosura al monte ó al collado do mana el agua pura; entremos más adentro en la espesura.
§ 36.
36.
Y luego a las subidas cavernas de la piedra nos iremos, que están bien escondidas, y allí nos entraremos, y el mosto de granadas gustaremos
§ 37.
37.
Allí me mostrarías aquello que mi alma pretendía, y luego me darías allí, tú, vida mía, aquello que me diste el otro día:
§ 38.
38.
El aspirar del aire, el canto de la dulce Filomena, el soto y su donaire, en la noche serena, con llama que consume y no da pena
§ 39.
39.
Que nadie lo miraba, Aminadab tampoco parecía, y el cerco sosegaba, y la caballería a vista de las aguas descendía.



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